JAPÓN | RSF señala que el ex rehén Jumpei Yasuda no debe disculparse por haber sido periodista en Siria

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| RSF señala que el ex rehén Jumpei Yasuda no debe disculparse por haber sido periodista en Siria
07.11.2018 20:11

El periodista japonés Jumpei Yasuda, que fue puesto en libertad el 24 de octubre después de tres años de secuestro en Siria, es objeto de duras críticas en Japón. Reporteros Sin Fronteras (RSF) sostiene que la libertad de información no se puede restringir ni siquiera en zonas de conflicto.

El regreso a Japón del periodista Jumpei Yasuda, liberado el 24 de octubre después de permanecer secuestrado en Siria durante tres años, ha provocado furibundos ataques de comentaristas japoneses. Sus críticos lo acusan de haber ido a Siria contraviniendo el consejo de las autoridades japonesas y de ser «el único responsable» de su secuestro, que, según afirman, causó «perturbaciones» y «publicidad negativa» a la nación japonesa. Anticipándose a las críticas, el reportero emitió una disculpa pública tan pronto como recuperó la libertad.

«Es inaceptable que Jumpei Yasuda se viera obligado a disculparse por haber arriesgado su vida por informar a sus compatriotas de la tragedia en Siria. En lugar de eso, debería ser recibido como un héroe por las dificultades que ha sufrido», señala Cedric Alviani, director de la oficina de Reporteros Sin Fronteras en Asia Oriental. «Sin periodistas sobre el terreno en países en guerra, el público tendría que fiarse de la información, necesariamente parcial, proporcionada por las partes en conflicto y otros interesados».

Yasuda enfrentó críticas similares en 2004, cuando fue secuestrado brevemente en Irak junto con dos colegas japoneses. La familia del periodista japonés Kenji Goto, asesinado en Siria por el Estado Islámico en 2015, también se vio obligada a hacer una disculpa pública después de su muerte.

Japón ocupa el puesto 67, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2018 de Reporteros Sin Fronteras. Siria, por su parte, está en la posición 177 del ranking y sigue siendo el país más peligroso del mundo para los periodistas. Ver también el Informe Anual de la organización.