EEUU | La libertad de prensa en la era Trump: se avecinan tiempos revueltos
Estados Unidos está a punto de investir a un nuevo presidente que ha demostrado su desprecio por la prensa libre no sólo durante la campaña electoral, sino aún más en los días previos a su toma de posesión. Reporteros Sin Fronteras (RSF) examina lo que se puede esperar de la presidencia de Donald Trump, así como el legado de su predecesor, que en materia de libertad de prensa y acceso a la información dista mucho de ser perfecto.
El presidente Barak Obama deja una herencia decepcionante para la libertad de prensa, la transparencia y el acceso a la información, pero a Estados Unidos se le viene encima una situación mucho peor bajo el mandato de Donald Trump, teniendo en cuenta la forma en que ha tratado a la prensa durante la campaña electoral y en los días previos a su investidura.
A lo largo de su campaña, Trump amenazó con demandar a los periódicos por publicar historias que son «intencionadamente negativas», y se comprometió a reformar las leyes de difamación de Estados Unidos para que «cuando The New York Times o The Washington Post lancen una campaña de descrédito, podamos demandarlos».
Trump revocó la credencial de prensa a The Washington Post y a otros medios: «En razón de la cobertura y la información increíblemente inexactas de la excepcional campaña de Trump, revocamos la credencial de prensa del falso y deshonesto Washington Post «. El candidato republicano también insultó y acosó a periodistas que lo plasmaron de forma negativa o le plantearon preguntas difíciles, y se negó a participar en un debate de su partido porque Fox News no quiso retirar a su reportera Megyn Kelly como moderadora.
La semana pasada, Trump celebró su primera rueda de prensa en 168 días y, en la Casa Blanca, se negó a responder a una pregunta de Jim Acosta, de la CNN , refiriéndose a su medio como «terrible» y «embustero». Acosta intentaba interrogarle sobre su violenta reacción después de que la CNN informase sobre la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 (la cadena señaló que Obama y Trump recibieron documentos clasificados en los que se señalaba que agentes de Rusia aseguraban tener información personal y financiera sobre Trump). El periodista de CNN diría más tarde a sus colegas que el nuevo secretario de Relaciones con la Prensa, Sean Spicer, le amenazó con expulsarlo de la sala si insistía en preguntar.
El intercambio entre Trump y Acosta resultó tan escandaloso, que muchos de los compañeros salieron en defensa del periodista y la CNN . Incluso el periodista Shepard Smith de Fox News, cadena de la competencia, hizo en su programa una defensa de los estándares periodísticos de la CNN y acusó al presidente electo Trump de «menospreciar y deslegitimar» a un medio que respeta dichas normas.
Un equipo a imagen de su presidente
El nuevo portavoz de la Casa Blanca y director de comunicación, Sean Spicer, ha mantenido una actitud hacia la prensa similar a la del presidente electo, tanto en campaña como durante la transición. En los últimos meses, Spicer ha reprochado a los medios de comunicación el sesgo a favor de Clinton y el activismo contra Trump, tanto en Twitter como en entrevistas. En Twitter ha aludido a ciertos periodistas y a medios –especialmente a la web Politico – llamándoles deshonestos o malos reporteros. Spicer estima que Donald Trump seguirá usando Twitter como forma de comunicación durante su mandato y que eso es “emocionante”. La semana pasada, arrancó la rueda de prensa con una diatriba contra el digital Buzzfeed.
Dan Scavino, que asumirá el cargo de Director de Social Media de la Casa Blanca, tiene su propio historial de ataques a periodistas en Twitter. Después de ver la entrevista a Newt Gingrich que Megyn Kelly hizo en Fox el pasado otoño, Scavino tuiteó que Kelly no era «muy lista», que era «completamente parcial» y añadió: «ya veremos qué le pasa cuando terminen las elecciones». Después de estos mensajes, Megyn Kelly ha afirmado esta es una de las razones por las que ella y su familia recibieron violentas amenazas, lo que la llevó a contratar a un guardaespaldas durante seis meses. Además, Dan Scavino ha compartido en muchas ocasiones en Twitter informaciones falsas procedentes de la web conspiranoica InfoWars, de Alex Jones.
«Nos dirigimos a un aterrador período de incertidumbre para la libertad de prensa en Estados Unidos», afirma Delphine Halgand, directora para América del Norte de Reporteros Sin Fronteras. «Es muy preocupante que, incluso antes de asumir sus funciones, Donald Trump haya dado un peligroso ejemplo a los depredadores de la libertad de prensa en el mundo. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, alabó a Donald Trump después de su conferencia de prensa por ‘haber puesto en su lugar’ al periodista de CNN Jim Acosta. Erdogan ha entrado a formar parte de lista negra de depredadores de la libertad de la prensa de RSF, ya que en Turquía actualmente hay encarcelados al menos 37 periodistas. El mundo entero tiene los ojos puestos en él».
«Pedimos a Donald Trump que deje de atacar a la prensa y que, en cambio, busque mejorar la situación de la libertad de prensa en el mundo y defienda a los periodistas estadounidenses que están secuestrados en el extranjero. Independientemente de nuestra gran preocupación por la manera en que el presidente electo trata a los periodistas, creemos que es el momento de unirnos para hacer que disminuyan los ataques contra la libertad de prensa y actuar en defensa de los periodistas estadounidenses y extranjeros que se encuentran cautivos”, agregó Delphine Halgand.
Ante las perspectivas poco alentadoras que se vislumbran con la toma de posesión de Donald Trump, también cabe recordar que en materia de libertad de prensa y de acceso a la información, su predecesor deja tras él un balance lamentable.
Decepcionante legado de Obama
Barack Obama, el 44º presidente de Estados Unidos, se ha distinguido por un obsesivo control de la información durante su presidencia. Esto se ha manifestado en particular en la guerra emprendida contra los informantes (whistleblowers) y las fuentes de los periodistas, así como en la falta de transparencia de su gobierno, continuamente criticada por los periodistas. Apoyándose en la Ley de Espionaje (Espionage Act), el gobierno de Obama emprendió más procesos judiciales contra denunciantes que todos los gobiernos anteriores juntos.
El exagente de la CIA Jeffrey Sterling fue condenado el 26 de enero de 2015 por haber dado información clasificada al periodista de The New York Times James Risen, y cumple actualmente una pena de tres años y medio de prisión. Aunque Obama haya conmutado la pena de la informante Chelsea Manning tres días antes de que concluyera su mandato, la guerra contra las filtraciones de información constituye una de las manchas de su presidencia.
También es importante recordar que, bajo el gobierno de Obama, han sido detenidos numerosos periodistas, e incluso amenazados con llevarlos a juicio, por cubrir las manifestaciones de #blacklivesmatter y, más recientemente, las protestas por la construcción de un oleoducto en Dakota del Norte.
Igualmente, es muy preocupante el aumento de los registros que se hacen a periodistas en las fronteras de Estados Unidos. A veces, incluso confiscan sus teléfonos móviles en busca de datos, lo que pone en riesgo el principio de protección de las fuentes. Asimismo, Reporteros Sin Fronteras ha sabido que a periodistas extranjeros, como Karl Penhaul o Manuel Martorell, se les ha prohibido entrar a Estados Unidos tras haber trabajado sobre temas delicados, como las FARC en Colombia o el Kurdistán.
Sin embargo, en su última conferencia de prensa antes de la investidura del nuevo presidente, Obama reiteró el firme compromiso de Estados Unidos a favor de la libertad de prensa. Señaló que consideraba “los esfuerzos institucionales para hacer callar a los disidentes o a la prensa” como una amenaza contra los valores esenciales de América. En lo que parecía una indirecta dirigida a su sucesor, aseveró que el papel de la prensa “no es alabar, sino aportar una visión crítica sobre los individuos que detentan un gran poder y asegurar que rindan cuentas a la gente que los puso allí” (“not supposed to be complimentary but cast a critical eye on folks who hold enormous power and make sure we’re accountable to the people that sent us here”).
Estados Unidos se encuentra en el lugar 41, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2016 elaborada por Reporteros Sin Fronteras, que se basa en datos de 2015. En vista de los acontecimientos de 2016, es previsible una caída en la próxima tabla, que será publicada en primavera. Más sobre el país, en el Informe Anual de la organización.