MARRUECOS | Las líneas rojas de la monarquía amordazan a la prensa

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| Las líneas rojas de la monarquía amordazan a la prensa
17.09.2015 20:55
Reporteros Sin Fronteras manifiesta su preocupación por la actual situación de la libertad de información en Marruecos, país que visitará el presidente francés François Hollande el próximo sábado, 19 de septiembre.
Los periodistas marroquíes que se atreven a criticar al Islam, la monarquía, o el Sáhara Occidental, se enfrentan a posibles multas o largas penas de cárcel.
Desde principios de 2015, Reporteros Sin Fronteras ha registrado numerosos casos de periodistas acosados o denunciados por difamación por criticar las políticas gubernamentales o tratar termas sensibles que afectan a oficiales del Estado. Las autoridades marroquíes tienen desde hace años en el punto de mira a muchos de estos periodistas. 
Acoso a periodistas
Ali Lmrabet, a quien se prohibió en 2005 trabajar como periodista durante diez años, inició una huelga de hambre frente a la sede en Ginebra de Naciones Unidas en los meses de junio y julio para llamar la atención sobre la negativa del gobierno de su país a darle la documentación necesaria para poder volver a ejercer el periodismo.
Lmrabet fue condenado a tres años de cárcel en 2003, acusado de insultar al rey de Marruecos y poner en riesgo la integridad territorial del Estado.
El caso de Ali Anouzla también ejemplifica a aquellos periodistas que se atreven a tratar temas como la monarquís. Estuvo detenido cinco semanas, acusado de terrorismo en 2013 por publicar un link a un contenido del diario español El País que contenía un video difundido por Al- Qaeda.
Anouzla ha lanzado recientemente Lakome2, espacio sucesor de Lakome, cerrado por las autoridades marroquíes hace dos años.
Mahmoud Al-Haissan, bloquero y periodista para la cadena Frente Polisario TV, es otro ejemplo. Fue puesto en libertad en febrero, después de pasar ocho meses privado de ella, y sigue acusado de participar en una “reunión armada”, obstruir la vía pública, atacar a funcionarios y dañar la propiedad pública. 
Fue detenido mientras filmaba la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad para dispersar una manifestación pacífica en el Sáhara Occidental durante la Copa del Mundo de Brasil 2014.
Hamid El Mehdaoui, editor de la web independiente Badil.info, publicó un artículo sobre una explosión de un vehículo en la ciudada de Meknès, en enero, y fue acusado de publicar noticias falsas “con mala fé” y alterar el orden público. La acusación prevenía del gobernador de la región, para quien el coche se incendió y explotó sin ninguna causa.
Como resultado, El Mehdaoui fue multado y su espacio online cerrado en agosto, semanas después de haber sido sentenciado a cuatro meses de cárcel. La sentencia quedó suspendida y el periodista fue obligado a pagar una multa por una cobertura supuestamente incorrecta de la muerte de Kari Lachkar bajo custodia policial. La fuente del periodista también recibió la misma condena a prisión.
Niny Rachid, editor del diario Al-Akhbar, tuvo que pagar una multa por una denuncia por difamación interpuesta por el ministro de Transporte tras la publicación de dos artículos que acusaban a una empresa privada de usar material inadecuado para la construcción de una carretera. El periodista ha recurrido la sentencia. 
Ahmed Najim, y su web Goud.ma, fueron condenados por difamar e insultar al secretario privado del rey tras haber reproducido un artículo en el que se le acusaba de corrupción. Najim perdió el recurso de apelación y tendrá que pagar una elevada indemnización.
Vigilancia en Internet
Los periodistas profesionales y no profesionales también están sometidos a vigilancia en Internet. Entre ellos se incluye Mâati Monjib, director de la ONG Freedom Now y la Asociación Marroquí de Periodismo de Investigación, que inició ayer una huelga de hambre.
La policía le acusa de poner en riesgo la seguridad del Estado en sus jornadas de formación a periodistas multimedia con la ONG Freedom Now. Varios miembors de la  Asociación Marroquí de Periodismo de Investigación también son blanco de las autoridades, como Hicham Mansouri, sentenciado en marzo a diez meses de cárcel por adulterio.
El ministro del Interior presentó una queja el mes de julio por un informe publicado por Privacy International y Asociación de Derechos Digitales de Marruecos que condenaba la vigilancia en las redes usada por las autoridades marroquíes contra periodistas y activistas.
Los miembros de la Asociación de Derechos Digitales de Marruecos están expuestos a se detenidos o interrogados en cualquier momento y su vicepresidente, Karima Nadir, ya ha sido interrogado durante cinco horas, el 8 de septiembre.
Los medios de comunicación internacionales también sufren la censura y el acoso por parte de las autoridades. Entre enero y febrero de este año, periodistas franceses de France Télévisions y France 24 fueron expulsados del país por intentar trabajar sin permiso después de no haberlo obtenido en numerosos intentos antes de trasladarse a Marruecos.
Reporteros Sin Fronteras también es blanco de las autoridades, que cuestionan sus informes e insisten en los avances de la libertad de prensa en Marruecos. RSF ha tenido conocimiento del estudio de un nuevo código de prensa y publicidad que contendría algunos avances, como la abolición de las sentencias de cárcel para las ofensas de prensa. Pero se trata de un avance insuficiente y previsiblemente lejano, dada la incertidumbre sobre cuándo será aprobado por el Parlamento.
Marruecos ocupa el puesto 130 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras.