LIBIA | La inestabilidad convierte a los medios en objetivo de agresiones

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| La inestabilidad convierte a los medios en objetivo de agresiones
12.03.2014 18:27

Reporteros sin Fronteras manifiesta una vez más su consternación por el clima en el que los periodistas tienen que trabajar en Libia y que  les hace sentir temor por su seguridad, su integridad, y cada vez más, por sus vidas.

Los periodistas siguen expuestos a la intimidación, el secuestro, la detención arbitraria y la violencia física sin ninguna señal de que las autoridades libias estén tomando ninguna medida para frenar dichos abusos. Los medios de comunicación están, más que nunca, en el punto de mira de las constantes crisis políticas y de seguridad que zarandean al país.

En uno de los últimos casos, Ayman Al- Shetawi, periodista de dos diarios –Febrayir y Yefren Times, fue secuestrado cuando se dirigía a Yefren, su ciudad natal, el 6 de marzo. Fue detenido en un retén 50 km al sur de Trípoli a Al-Azizia , un área donde se basa la tribu Warshafana se basa, y no ha sido visto desde entonces.

Su secuestro parece estar directamente relacionado con una disputa entre la tribu Warshafana y, entre otras, las brigadas basadas en Suq Al-Jumaa, un distrito en el este de Trípoli, después de una redada -el 19 de enero- llevada a cabo por milicias de ex revolucionarios que ahora operan bajo la bandera de la «Cámara de Operaciones revolucionarias» y la «Cámara de Operaciones Conjuntas de Trípoli».

El objetivo de la operación era detener a decenas de presuntos miembros de bandas responsables dedelitos en la ciudad de Warshafana, al suroeste de Trípoli. Entonces se desató una batalla en toda regla con varias muertes y detenciones por ambas partes.

Según varios testimonios, Shetawi fue secuestrado como moneda de cambio, con el objetivo de conseguir que las brigadas Suq Al Jumaa liberen a presos que, según aseguran, son de Warshafana .

Reporteros Sin Fronteras ha recibido informes de secuestros similares por parte de las distintas partes en el conflicto, aunque los nombres de las víctimas aún no pueden ser revelados por razones de seguridad. Los periodistas se encuentran ahora en una situación muy delicada que se ve agravada por la tensión política y de seguridad.

Por otra parte, un grupo de hombres armados invadió la sede de Trípoli de la televisión estatal Libia Al-Rasmiya  entre las 17:00 y las 20:00 horas del 3 de marzo, sin que se haya informado de que se produjesen heridos.

Un miembro del personal dijo que los empleados de la cadena de televisión habían pedido a las fuerzas disuasivas especiales, una brigada liderada por Abdel Raouf Kara, que interviniesen, ya que el gobierno no ha hecho nada en respuesta a las quejas de los empleados sobre la gestión de la emisora y en particular, sobre el director general, Jumaa Al-Aribi.

Cuando los manifestantes irrumpieron en el Congreso General de la Nación (CGN, el parlamento interino ) el 2 de marzo, cuatro individuos armados con cuchillos secuestraron a Safwan Abousahmein,  reportero del canal por satélite Al-Nabaa que se encontraba cubriendo una una sesión parlamentaria .

Después de capturar a Abousahmein mientras trataba de huir del edificio, los manifestantes le dijeron de dejara de cubrir las sesiones, y lo acusaron falsamente de apoyar el GNC y de ser el hijo de su presidente, Nouri Abousahmein. Finalmente, lo dejaron ir casi tres horas más tarde, después de aceptar que no estaba, después de todo, relacionado con el presidente del parlamento.

Los fotógrafos Faddan Hussein Al-Sakit e Ibrahim Saeed Abdelda’im y el reportero Ibrahim Abdelkader Rieda, tres periodistas de la delegación en Sabha de la cadena de televisión estatal Al-Wataniya secuestrados en la carretera del aeropuerto de Trípoli el 10 de febrero, fueron finalmente puestos en libertad cuatro semanas después de su captura. La identidad de los secuestradores y los motivos del secuestro aún se desconocen.

Reporteros Sin Fronteras lamenta la flagrante falta de seguridad para los periodistas libios e insta a las autoridades a que adopten mecanismos de protección legislativa y judicial sin demora para acabar con los crímenes contra el personal de los medios de comunicación y la impunidad que alimenta el ciclo de violencia.

RSF señala que Libia tiene que cumplir las obligaciones nacionales e internacionales de respetar la libertad de información. Estas obligaciones se consagran en el Pacto Constituyente de 2011 y en diversos tratados internacionales de los que Libia es miembro.

Si no cumple las obligaciones internacionales en lo relativo a los derechos humanos, Libia no  logrará establecer un Estado democrático, el objetivo original de la Revolución del 17 de febrero, y para lo que luchó el pueblo libio.