IRÁN | Nueva ola de detenciones de periodistas acusados de ser “enemigos infiltrados”
Reporteros Sin Fronteras denuncia una nueva ofensiva contra los periodistas iraníes. Al menos cuatro han sido arrestados en los últimos dos días y otros han sido convocados y amenazados por miembros de la agencia de inteligencia de la Guardia Revolucionaria.
Poco después de que agentes de paisano de la Guardia Revolucionaria detuvieran a cuatro periodistas en sus casas y los llevaran a un lugar desconocido, el 2 de noviembre, las agencias de noticias de la Guardia Revolucionaria Tasnim y Fars informaron de la detención de «miembros de una red ilegal vinculada con los gobiernos de los EE.UU. y Gran Bretaña, que estaban activos en medios de comunicación iraníes».
Las detenciones siguen recientes directrices del líder supremo Ali Khamenei, como la del 16 de septiembre a los comandantes de la Guardia Revolucionaria, que advertía contra la infiltración «política y cultural» por parte de Estados Unidos.
Los cuatro periodistas detenidos el 2 de noviembre son Afarine Chitsaz del diario Iran, Ehssan Mazandarani, director del diario Farhikhteghan, Saman Safarzai del mensual Andisher Poya, e Issa Saharkhiz, un periodista independiente muy conocido que editaba varios periódicos reformistas.
Aunque no ha habido ninguna declaración oficial sobre las detenciones, medios de comunicación de la Guardia Revolucionaria, como las agencias de noticias Tasnim y Fars, y la radio y televisión nacionales informaron de los arrestos antes de ser confirmados por las familias.
En sus informaciones, estos medios de comunicación a se refiere a detenciones anteriores en 2009 y dicen que los cargos en su contra incluyen «implicación en un plan de infiltración enemigo», «actividades contra la seguridad nacional» y » relaciones con periodistas extranjeros».
Ésta no es la primera vez que los periodistas iraníes han sido víctimas de la paranoia del líder supremo y de la lucha entre las distintas facciones de la élite gobernante. En abril de 2000, Jamenei ordenó una ofensiva contra la prensa reformista que surgió después de la elección de Mohamed Jatamí como presidente, en 1997.
Desde entonces, se han cerrado más de 300 medios de comunicación tras haber sido calificados como «bases de operaciones de los enemigos extranjeros dentro del país», miles de sitios web han sido censurados y más de 500 periodistas y activistas de Internet han sido detenidos arbitrariamente, torturados y condenados a sentencias de cárcel.
Semejante descubrimiento paranoide de «espías» y «redes de espionaje» ocurren con tragicómica regularidad en períodos previos a las elecciones.
Las autoridades iraníes, en especial el líder supremo, deben detener estas flagrantes violaciones de la libertad de información, que contravienen el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del que Irán es miembro.