PROGRAMA DE ACOGIDA | Solidaridad, tranquilidad y fuerzas para continuar: lo que el II Programa de Acogida de RSF España aporta a los periodistas participantes

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Priscila Pacheco (México), Cristian Herrera (Colombia) y César Batiz (Venezuela) son los segundos beneficiarios del Programa de Acogida Temporal de Periodistas Latinoamericanos organizado por Reporteros Sin Fronteras España y el Ayuntamiento de Madrid, quién patrocina todo el proceso. Desde la capital española, estos periodistas hablan sobre su estancia y ofrecen su testimonio: “ya no estoy sola”, “se logra aclarar la mente”, “disfruté de la estancia con mi familia» son algunas de sus reflexiones. 

Cada año, decenas de periodistas se ven en la obligación de abandonar sus hogares en busca de su seguridad personal o la de sus familias. Víctimas de agresiones, acoso, represalias, amenazas o de un entorno de conflicto insostenible, necesitan distanciarse de un problema derivado de su actividad profesional, ya sea de forma temporal o a largo plazo.

Contribuir a la seguridad de quienes ejercen el periodismo es uno de los pilares de la misión de Reporteros Sin Fronteras (RSF). Desde el Secretariado Internacional de París y las oficinas de Berlín, el Departamento de Asistencia de RSF coordina las ayudas disponibles para periodistas en dificultades.

A finales de 2018, Madrid se convirtió en una ciudad de acogida para los periodistas de América Latina cuya situación precisa de alivio. El Programa de Acogida Temporal de RSF España, que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Madrid, ofrece unos meses de calma y amparo a profesionales de la información que ejercen en contextos peligrosos.

Pero, ¿qué representan esos meses en Madrid para sus vidas y sus carreras? ¿De qué situación necesitaban alejarse? ¿Qué encuentran? ¿Qué se llevan cuando regresan a sus lugares de origen? Priscilla Pacheco (México), Cristian Herrera (Colombia) y César Batiz (Venezuela) narran su experiencia personal y ofrecen su testimonio como participantes en la Segunda Edición del Programa de Acogida de RSF España.

Sus testimonios

  • Priscilla Pacheco, México: «en búsqueda de justicia por el crimen contra mi padre, el periodista Francisco Pacheco»

«Mi padre fue asesinado a tiros en la puerta de nuestra casa. Hace 4 años. Minutos después de habernos despedido. Mi padre era periodista crítico con los malos manejos de las administraciones gubernamentales del Estado de Guerrero, al sur de México. Días después del asesinato fui amenazada de muerte por buscar explicaciones e intentar que su muerte no quedara impune. Hui de mi natal Taxco y hasta hoy no he vuelto. Durante todo este tiempo, la búsqueda de la verdad y la justicia se ha visto mermada por intereses políticos, siendo un gran martirio.

Llegué al borde del colapso físico y mental y en esa situación llegó a mí una esperanza: el Programa de Acogida Temporal de Periodistas Perseguidos en América Latina. Ya no estoy sola, con esto puedo argumentar que en mi país he sido perseguida, revictimizada, humillada y abandonada.

Agradezco infinitamente al Ayuntamiento de Madrid su solidaridad y apoyo. Con el Programa de Acogida Temporal le ha dado a mi caso una importancia de nivel internacional, he podido explicar mi sufrimiento en otros medios de comunicación y en universidades. Me ha ayudado también a presionar a las autoridades de mi país. Su generosidad me ha dado la oportunidad de tener un respiro, un momento de calma y poder recuperar fuerzas para seguir mi lucha. Tuve la oportunidad de salir, caminar y estar en lugares públicos sin miedo. La fraternidad de los madrileños es inigualable. Y finalmente, también me ha permitido afianzar mi capacitación con el curso de periodismo. En mi situación habría resultado imposible pagar algo así.

El tiempo del programa me ayudó a recuperar la confianza, a conocer nuevos lugares, a probar sus platillos, y a tener una visión más clara de lo que ha pasado y cuál es el siguiente paso.

Quiero que el mundo conozca mis historias y sepa lo privilegiados que son de ser libres y no perseguidos, de tener un gobierno como el de Madrid que respeta los derechos de sus ciudadanos. Continuar con este Programa dará la oportunidad a otros de ganar tranquilidad, de recuperarse de los hechos traumáticos y de dormir sin miedo. La lucha sigue y desde las trincheras de programas como éste podremos seguir informando, buscando la verdad y luchando por la justicia.

Soy Priscilla Pacheco, de nacionalidad mexicana, beneficiaria del Programa de Acogida Temporal de Periodistas perseguidos en América Latina».

  • Cristian Herrera, Colombia: “dos meses de paz y tranquilidad en medio de tanta violencia»

«Hoy, después de casi cuatro meses de haber retornado a Cúcuta (Colombia) puedo decir que los 60 días que pasé en Madrid (España) han sido los mejores que he tenido en mi vida. Junto a mi familia, no tuvimos que preocuparnos si nos estaban siguiendo, si nos iban a robar o si de pronto, en cualquier momento, aparecería algún hombre armado para atacarme. Así es como me toca sobrellevar mis días a causa de la pasión que tengo por mi profesión de periodista.

Y la explicación de esto es muy sencilla. En esa ciudad europea no se vive una violencia como la que a diario tenemos que sobrellevar en la capital de Norte de Santander (Colombia), donde diariamente asesinan a una persona, hay más de una docena de víctimas de la delincuencia o se siente la presión de grandes y pequeños narcotraficantes de drogas. Sí, así como lo leen, así se vive en Cúcuta, una ciudad que está a 16 horas de Bogotá, capital de Colombia. Una población que es frontera con Venezuela y tal vez es por eso que es tan llamativa para los delincuentes y criminales. Acá, en esta ciudad, ejercer el periodismo es un tanto difícil, pues si se revelan los problemas de seguridad, corrupción o narcotráfico, se es amenazado o hasta asesinado, como ya ha pasado. Tal es la muestra de eso que a mí me toca moverme en una camioneta blindada, con tres escoltas armados y chalecos antibalas.

Lastimosamente, quien ama la profesión del periodismo y no se deja corromper está destinado a convivir con la muerte y fue por eso que cuando Reporteros Sin Fronteras, sección España, me dio la noticia de que había sido elegido para la acogida temporal de tres meses en Madrid, no dudé ni un solo minuto en aceptar la propuesta. No me importó que junto con mi familia nos iríamos a un país que está a miles de kilómetros de distancia y que jamás en la vida nos habíamos imaginado que visitaríamos. Cuando recibí esa grata noticia, de inmediato informé a mis jefes en el periódico La Opinión, para el que trabajo. Ellos también aceptaron la interrupción de tres meses en mis labores. Rápidamente, hice la documentación que Reporteros Sin Fronteras me solicitó y el 13 de enero estábamos subidos en un avión con rumbo a Madrid.

Al llegar allá fuimos recibidos por dos maravillosas mujeres, que siempre estuvieron atentas a los que necesitáramos. Nos llevaron a un apartamento en Bustarviejo, donde la paz y la tranquilidad no se cambia por nada. Y durante dos meses pasamos los mejores días de nuestras vidas. Lastimosamente, no pudimos culminar el programa como estaba estipulado porque la pandemia de la COVID-19 no nos lo permitió y nos tocó regresarnos antes a Cúcuta de lo pensado. Retornamos a esa realidad que muy pocos quisieran vivir.

Me ha tocado explicarles a mis hijos que no se preocupen cuando salga a trabajar porque regresaré a su lado y que si estoy bajo amenazas no es porque esté haciendo nada malo, por el contrario, es porque hago muy bien las cosas y eso es lo que molesta a los delincuentes y criminales.

Por eso, hoy quiero darle gracias a Reporteros Sin Fronteras y al Ayuntamiento de Madrid, que son dos organizaciones que ayudan a los periodistas que hoy enfrentamos algún tipo de riesgo. Créanme que gracias a eso se logra aclarar la mente y vivir un periodo donde todo es maravilloso y se respira tranquilamente sin pensar que tenemos un arma apuntándonos. Espero que este Programa de Acogida Temporal siga y logre llegar a muchos más colegas, aunque me encantaría volver a vivir ese tiempo grandioso. Mil gracias».

  • César Batiz, Venezuela: «en octubre de 2019 estaba agotado»

«Eran ya casi cinco años de lucha intensa contra la censura en Venezuela, dos de ellos marcados por el bloqueo de cuatro dominios de El Pitazo (elpitazo.com, en septiembre 2017; elpitazo.info, en junio 2018; elpitazo.ml, en agosto 2018; y elpitazo.net, en abril 2019 ) por orden de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) y la complicidad de las operadoras telefónicas como Cantv, Digitel y Movistar.

Quienes trabajamos en El Pitazo, el único medio en Venezuela con presencia de reporteros en todos los estados del país, ganador del Premio Ortega y Gasset y el Gabo en 2019, todos los días implican una constante lucha. En lo personal utilizo esta metáfora para explicar lo que es nuestro trabajo: si nos cierran la puerta para llegar a las audiencias, entramos por las ventanas; si nos cierran las ventanas, tomamos un martillo y abrimos un hueco en la pared para llevar la información a la gente de los sectores más pobres de Venezuela.

Cumplir con ese objetivo requiere de mucha tenacidad, constancia, innovación y riesgos porque vivimos en una sociedad autoritaria. Esto afecta no solo a quienes trabajamos en El Pitazo, también a nuestras familias, quienes padecen las consecuencias de nuestras tensiones y frustraciones al ver que la censura se convierte en una cuesta difícil de remontar.

Por eso, hasta octubre del año pasado, era inimaginable para mí pensar en un viaje a Madrid con toda la familia. Cuando una colega venezolana, Thamara Bryson, me habló de la beca de Reporteros Sin Fronteras pensé que sería un proceso largo y complicado, que sumaría más tensión a mi día. Pero la verdad fue que resultó todo lo contrario. Las gestiones fluyeron con agilidad y cuando menos lo esperaba estábamos sonrientes en el aeropuerto de Barajas.

Antes de salir de Caracas vi las imágenes de Bustarviejo, el clima y las oportunidades para que mis hijos siguieran sus estudios y para poder descansar, conocer y practicar el senderismo. Claro, nunca imaginé que ese primer trayecto entre Plaza de Castilla y el pueblo que sería nuestro hogar por 60 días y noches fuera tan complicado cargado de maletas. Pero guiados por Isela Pérez llegamos al apartamento de la señora Mercedes, donde nos encontramos con Priscilla, Cynthia y su esposo, y Christian y su familia.

De inmediato nos embarcamos en una serie de dinámicas asociadas al Programa: charlas, entrevistas y clases en “Periodismo de Datos” de El País de España con el profesor Antonio Delgado.

Aunque los viajes entre Bustarviejo y Plaza Castilla a veces fueran cansones, y que nos enfrentamos a un frío para el cual no estábamos preparados en un principio, lo cierto es que disfrutamos la estancia en la Comunidad de Madrid hasta que llegó el coronavirus.

Entre el 12 y el 14 de marzo tuve que decidir junto a mi esposa si arriesgarnos a quedarnos atrapados en Madrid o apostar a la lotería de viajar a Venezuela en unas condiciones que no garantizaban el ingreso al país. Ahora, a la distancia de esas horas, agradezco la insistencia de Alfonso Armada y las gestiones apremiantes de Florence Turbet, pues tuvieron razón en apurar nuestra salida de España.

Pero gracias a Reporteros Sin Fronteras incluimos México en nuestro itinerario, de forma inesperada. Una nueva experiencia para mi familia. En DF fuimos recibidos y atendidos por Balbina Flores, de RSF, y Willi Hernández, del mecanismo de protección a periodistas de México. Junto al equipo de RSF España y Enmanuel, de RSF Brasil, todos garantizaron nuestro regreso a Venezuela.

Desde Caracas, en medio de la pandemia, realizo esta retrospectiva de la experiencia acumulada entre el 15 de enero y el 14 de marzo de 2020 para agradecer esta oportunidad a quienes forman parte de RSF. Mis hijos, en especial, no lo olvidarán porque pudieron estudiar en estupendas instituciones educativas.

Espero que el Programa pueda continuar con otros colegas que trabajan bajo condiciones de riesgo. Tengo fe que mejorarán lo mejorable y darán oportunidades a periodistas hoy agobiados por sus realidades».

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