La guerra en Ucrania suma ya ocho periodistas muertos y RSF contabiliza 50 posibles crímenes de guerra contra la prensa
Mientras que el Kremlin trabaja sin descanso para difundir su propaganda sobre el conflicto, el trabajo de los periodistas sobre el terreo se hace esencial para obtener informaciones verificadas e independientes. Conmocionada por el asesinato del periodista francés de la cadena BFMTV Frédéric Leclerc-Imhoff, Reporteros Sin Fronteras (RSF) pide toda la transparencia posible para la investigación en curso y multiplica sus esfuerzos para garantizar la mejor protección posible a los reporteros in situ.
Se trata del octavo periodista asesinado sobre el terreno en Ucrania, desde el comienzo de la invasión. Según las informaciones de RSF, el cuerpo de Frédéric Leclerc-Imhoff va a ser trasladado de Bajmut a Dnipro para que le sea realizada una autopsia y un examen forense, según ha revelado un consejero del ministro ucraniano de Interior. Su compañero de BFMTV, Maxime Brandstaetter, así como la fixer ucraniana que los acompañaba, Oksana Leuta, ambos heridos leves, están siendo evacuados a Dnipro.
El cámara de la cadena informativa francesa BFMTV Frédéric Leclerc-Imhoff se encontraba en la parte delantera de un vehículo que formaba parte de un convoy humanitario en Lisichansk (inmediaciones de Severodonetsk), cuando fue impactado en el cuello por la explosión de un obús, que atravesó el parabrisas blindado del vehículo. Estaba cumpliendo su misión: grabar una operación de evacuación de una decena de civiles desde el frente del Este hacia territorios más seguros.
“Frédéric Leclerc-Imhoff, de 32 años, ha pagado con su vida la búsqueda de información fiable, honesta, independiente, vital para nuestras democracias. El trabajo de los periodistas sobre el terreno es esencial para contrarrestar la propaganda”, asegura Christophe Deloire, secretario general de Reporteros Sin Fronteras. “Estamos tristes y conmocionados por este drama. RSF pide a las autoridades ucranianas que muestren una transparencia e independencia ejemplares en la investigación del SBU (servicios secretos ucranianos) sobre esta violación del derecho internacional humanitario”.
El Kremlin, que ha instaurado una censura total a la información libre en Rusia y en los territorios ocupados por su ejército en Ucrania, ha mancillado la memoria de Frédéric Leclerc-Imhoff, a través de la agencia de noticias estatal TASS. Despreciando cualquier atisbo de verdad, el periodista ha sido descrito como un “mercenario” al servicio “de las fuerzas de extrema derecha ucranianas”.
Desde el comienzo de la invasión, RSF ha contabilizado 50 actos susceptibles de ser considerados crímenes de guerra, que afectan a unos 120 periodistas. La organización ha interpuesto su quinta denuncia ante la Corte Penal Internacional (CPI) y ante la Fiscalía General de Ucrania, el pasado 27 de mayo, y continúa analizando los ataques contra reporteros. Presente en Ucrania a través de sus Centros para la Libertad de Prensa de Kiev y Lviv, RSF provee de equipos de seguridad a los profesionales de la información sobre el terreno, les facilita información para su seguridad, así como apoyo psicológico. El objetivo: garantizar una información fiable sobre la guerra de agresión y contra la información llevadas a cabo por el poder ruso.