IRÁN | Crece la cifra de periodistas iraníes detenidos y maltratados en prisión

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Reporteros Sin Fronteras (RSF) condena las detenciones arbitrarias de cuatro periodistas en el norte de Irán el 26 de diciembre, que elevan a 12 la cifra de periodistas detenidos desde que comenzase la ola de protestas contra el gobierno a mediados de noviembre. La organización denuncia también el trato inhumano y degradante a dos destacadas mujeres periodistas en la prisión Evin de Teherán en las últimas dos semanas.

Los periodistas Jelveh Javaheri , Kaveh Mzadari , Forough Sameinia y Ahmad Zahedi Langroudi se cuentan entre los numerosos detenidos durante una ceremonia celebrada en Sowme’eh Sara, en la provincia norteña de Gilan, para rendir homenaje a un manifestante asesinado durante una protesta el 16 de noviembre. Javaheri, Mzadari y Sameinia trabajan para medios digitales, como Bidarzani (El despertar de las mujeres), mientras que Langroudi es editor del periódico provincial GhilanOuja.

 

Las autoridades pusieron en libertad a todos los detenidos excepto a los cuatro periodistas, a quienes se les exigió el pago de una fianza de 100 millones de tomans (27.000 euros). Los trasladaron a la prisión de Lakan, cerca de Rasht, la mayor ciudad de la provincia, donde todavía están detenidos sin que sus abogados o sus familias sepan por qué.

 

Su detención es solo una de las muchas medidas que las autoridades iraníes han tomado para intensificar su hostigamiento contra periodistas desde el inicio de la ola de protestas antigubernamentales.

 

Otro ejemplo es la paliza que propinaron funcionarios en la prisión a la periodista y activista de derechos humanos Narges Mohammadi, apadrinada por periodistas españoles en el marco de la campaña campaña de apoyo a periodistas encarcelados, que está recluida en la prisión Evin de Teherán. Ocurrió cuando Mohammadi acudió a una cita con su abogado en la oficina del director de la prisión, el 25 de diciembre.

 

En lugar de a su abogado, encontró al director de la prisión, Gholamreza Ziayi, y a un representante del Ministerio de Inteligencia, quien le dijo que la iban a transferir a la prisión de Zanjan, a 300 km al noroeste de Teherán. Ante las protestas de la periodista, el director de la prisión y los guardias comenzaron a golpearla repetidamente y luego la metieron en una ambulancia que la llevó a Zanjan.

 

En una carta abierta desde la prisión de Zanjan, Mohammadi relató el ataque sin precedentes al que fue sometida durante este episodio surrealista. Aunque el informe de un médico forense confirma que sufrió hematomas y otros signos de trauma físico, tanto la administración de la prisión de Evin como el portavoz del Ministerio de Justicia niegan la agresión haya tenido lugar.

 

Mohammadi, de 47 años, que también fue portavoz del Centro para los Defensores de los Derechos Humanos en Irán, lleva presa desde mayo de 2015 y cumple una condena de diez años de cárcel. Inicialmente, un tribunal de Teherán la condenó a 16 años de cárcel por una serie de cargos como propaganda antigubernamental, pertenencia a un grupo prohibido opuesto a la pena de muerte y «participar en una reunión y conspirar contra la seguridad nacional». Su condena se redujo a 10 años bajo una ley de 2015 que dice que una persona condenada por varios cargos solo cumple la condena impuesta al más grave.

 

La última incorporación a la larga lista de periodistas sometidos a tratos inhumanos y humillaciones en las cárceles de Irán es Hengameh Shahidi, que lleva detenida los últimos 18 meses. El 1 de enero, debería haber sido trasladada de la prisión de Evin a un hospital para hacerse unas pruebas por sus problemas cardíacos que había estado esperando durante meses.

 

Pero, en lugar de llevarla a una unidad de cardiología, fue llevada a un hospital psiquiátrico. Solo después de sus vehementes protestas y de resistirse, acabaron por devolverla a la prisión de Evin, según informó su abogado, Mostafa Turk Hamedani.

 

Shahidi, quien también es activista de los derechos de las mujeres y ex asesora del político reformista Mehdi Karoubi, fue arrestada en junio de 2018 y sentenciada en diciembre de 2018 a 12 años y nueve meses de prisión por «insultar al sistema judicial y sus representantes» por el encarcelamiento de activistas y periodistas. Sufre de varias dolencias y según su familia y su abogado, su salud es muy deficitaria.

 

«Javaid Rehman, el relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Irán, debe intervenir urgentemente», solicita Reza Moini, jefe del departamento para Irán y Afganistán de RSF. » El trato inhumano y degradante de los presos de conciencia, que incluye a periodistas y periodistas ciudadanos, constituye una violación flagrante de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del cual Irán forma parte».

 

Irán ocupa el puesto 179, de 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019 de Reporteros Sin Fronteras. Ver también el Informe Anual de la organización.