HUNGRÍA | Los embajadores húngaros exigen disculpas a los medios europeos que criticaron a Orbán

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Los embajadores de Hungría en varios países europeos han pedido que se disculpen los medios de comunicación que criticaron el estado de emergencia del coronavirus del primer ministro Viktor Orbán. Reporteros Sin Fronteras (RSF) condena esta estratagema, cuyo objetivo es intimidar a los periodistas extranjeros en Hungría y que agrava la presión existente sobre los propios medios húngaros.

El embajador húngaro en Viena, Andor Nagy, publicó una carta en la web de su embajada el 30 de mayo pidiendo a varios medios austriacos que se «disculpasen por repetir las [falsas] acusaciones» sobre las restricciones a la libertad de prensa y los poderes del Parlamento. En la misiva, afirma que las disculpas se le deben «no solo al gobierno elegido de Hungría, sino también a la gran mayoría de la población húngara (…), y por último, pero no menos importante (…) a sus lectores/espectadores/público».

En Suiza, el periódico Tribune de Genève recibió una solicitud similar de disculpas del embajador de Hungría en Berna, István Nagy. En Finlandia, fue el portavoz de Viktor Orbán quien solicitó que se disculparan dos expertos en política húngara que criticaron las medidas del primer ministro en el diario Ilta-Sanomat y en YLE, la emisora pública.

En Suecia, el embajador húngaro Adrien Müller se quejó en la web del gobierno de «una impactante muestra de desprecio al derecho de réplica de Hungría», porque el principal diario sueco, Dagens Nyheter, se negó a publicar su carta sobre «periodismo responsable».

«Después de restringir la libertad de prensa en Hungría, el gobierno húngaro ahora quiere silenciar a los medios extranjeros», denuncia Pavol Szalai, jefe del departamento para la Unión Europea y los Balcanes de Reporteros Sin Fronteras. «Visto el contenido de estas peticiones de disculpas y el tono con que se presentan, constituyen claramente una operación intimidatoria inaceptable que podría tener un efecto negativo en las redacciones extranjeras y sus corresponsales en Hungría «.

En un intento por demostrar que los medios internacionales estaban «tergiversando los hechos» y haciendo «críticas infundadas», las exigencias de disculpa del gobierno insistían en que el estado de emergencia y la suspensión del Parlamento terminarían pronto. El fin del estado de emergencia se votó el 16 de junio, pero las medidas tomadas por el gobierno para combatir la pandemia sí afectaron a la prensa independiente, que ya estaba muy debilitada.

Está claro que la amenaza de penas de prisión de hasta cinco años por difundir «noticias falsas» sobre el coronavirus, denunciada por RSF, ha tenido un efecto aterrador tanto para los periodistas como para sus fuentes, incluido el personal médico. Lo mismo ocurre con el espectacular arresto, publicado en la web de la policía, de dos jubilados (uno de ellos activista local de la oposición) por criticar las medidas gubernamentales en Facebook.

El estado de emergencia también restringió el acceso de los periodistas independientes a la información al extender el plazo dentro del cual la administración pública debe responder a las solicitudes de libertad de información de 15 a 45 días, e incluso a 90 días cuando se trataba de una gran cantidad de datos.

«Ningún editor o periodista puede evitar el efecto escalofriante de las tácticas de miedo del régimen», señala a RSF Gábor Horváth, editor de internacional del periódico Népszava. “Nos vemos obligados a consultar con nuestro abogado con mucha más frecuencia que antes. En muchos casos, la información se retiene deliberadamente para obligarnos a entrar en un territorio turbio, mientras el régimen está esperando el momento adecuado para atacar».

Algunos periodistas han explicado a RSF que no se habían visto particularmente afectados por las medidas tomadas bajo el estado de emergencia. Pero Miklós Hargitai, presidente de la Asociación Nacional de Periodistas Húngaros, cree que la amenaza de encarcelamiento «ha cambiado significativamente el trabajo en las redacciones» para evitar procedimientos judiciales contra periodistas y sus fuentes. Y el director de un diario digital muy popular dijo que temía más «autocensura».