EGIPTO | Los medios extranjeros, siguiente objetivo del gobierno egipcio

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Después de someter a los medios nacionales y de censurar la información en las redes sociales, el régimen del presidente egipcio Abdel Fattah Al-Sisi ha intensificado su acoso a los medios extranjeros en la precampaña de las elecciones presidenciales que se celebrarán del 26 al 28 de marzo.

Los espectadores de ON TV, un canal de televisión comercial progubernamental, asistieron a una extraña confesión el 26 de febrero. Una joven llamada Zubeida dijo que se casó en secreto sin contarle nada a su madre y negó haber estado incomunicada por la policía durante los últimos diez meses, tal como su madre había dicho unos días antes en unas conmovedoras declaraciones publicadas por la BBC.

En ningún momento de los 25 minutos que duró su entrevista, Zubeida explicó por qué su matrimonio secreto le había impedido establecer contacto con su madre durante estos diez meses. Um Zubeida (en árabe, madre de Zubeida) fue detenidas dos días después de la emisión de la entrevista y el abogado de su madre desapareció al día siguiente.

¿Fue la confesión de Zubeida sonsacada bajo presión? ¿Quién decía la verdad, la madre o la hija? Este inquietante caso recuerda las «confesiones» televisadas de los disidentes chinos después de ser víctimas de desaparición forzada, sobre todo porque las autoridades egipcias lo utilizaron de inmediato para desacreditar a la entidad ​​pública británica.

El gobierno ordenó un boicot a la BBC, advirtiendo a todos los funcionarios del gobierno y miembros de «la élite egipcia» que no concedieran entrevistas a sus reporteros hasta que se emitiera una disculpa formal.

Justo 24 horas después, el fiscal jefe de Egipto acusó a las «fuerzas del mal» de «tratar de socavar la seguridad y la protección de la nación mediante la emisión y publicación de mentiras y noticias falsas». Y ordenó a todos los fiscales egipcios que supervisen las «noticias falsas» en los medios. La declaración del fiscal jefe tuvo el efecto de hacer oficiales las ya extendidas prácticas de vigilancia de Egipto, y de convertir la hostilidad del régimen hacia los medios en una ideología estatal.

No era la primera vez que las autoridades egipcias instaban al público a desconfiar de los periodistas extranjeros. Ni tampoco la primera vez que las autoridades intentaron desacreditarlos o procesarlos. Pero esta vez, el impacto en la BBC dista mucho de ser insignificante. El boicot a la entrevista hace que sea muy difícil para sus reporteros trabajar.

En las redes sociales, los partidarios del presidente Sisi no solo han aprobado esta medida draconiana, sino que también han pedido que los periodistas extranjeros, especialmente los de la BBC, sean expulsados por «patrocinadores del terrorismo».

Este último caso ha agravado un clima ya opresivo. En declaraciones a Reporteros Sin Fronteras (RSF) bajo condición de anonimato, muchos reporteros que trabajan desde El Cairo para medios extranjeros dicen que han encontrado una hostilidad cada vez más patente en el período previo a las elecciones presidenciales.

Algunos han sido objetivos de los ejércitos de trolls progubernamentales. La cuenta de Twitter de la corresponsal de la BBC en El Cairo, Wael Hussein, fue bloqueada, y una se utilizó una cuenta impostora con su nombre difundir información falsa. Lo mismo sucedió con la periodista de Reuters Amina Ismail, se crearon varias cuentas falsas. Pero tuvo más suerte: las cuentas falsas fueron bloqueadas y la auténtica, restaurada.

La presión sobre reporteros y medios extranjeros también tiene consecuencias más insidiosas. Como resultado de este desgaste, o con el fin de mantener un perfil bajo, los periodistas se mantienen alejados de los temas más espinosos.

Según la información obtenida por RSF, cada vez más corresponsales dudan a la hora de firmar sus artículos desde el asunto de la BBC porque no quieren ser expulsados del país, que fue lo que le ocurrió a Rémy Pigaglio, corresponsal del diario francés La Croix, en 2016.

El temor está tan fundado, que muchos reporteros extranjeros se han visto obligados a trabajar sin acreditación durante los largos y complejos controles que las agencias de inteligencia realizan antes de que se emita la credencial. Alimentando la desconfianza y la hostilidad tanto de la policía como del público hacia los periodistas extranjeros, la línea oficial agresiva hacia los medios extranjeros ha aumentado el peligro de ser detenidos en la calle.

Además de tener que combatir la inclinación a autocensurarse como mecanismo de autodefensa, los periodistas extranjeros también deben ser cada vez más ingeniosos en sus informaciones.

Entre los responsables gubernamentales, los partidarios del régimen que boicotean a los medios extranjeros considerados críticos, y las personas que se pondrían en peligro si aparecen en una información de medios internacionales, conseguir testimonios y declaraciones casi se ha convertido en una misión imposible en Egipto.

Egipto ocupa el lugar 161,entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2017 de Reporteros Sin Fronteras. La mayoría de los medios independientes se han visto neutralizados, ya sea porque sus webs han sido bloqueadas o por control directo. La página web de RSF está bloqueada en Egipto desde agosto de 2017.

Para saber más, el Informe Anual de la organización.