RUSIA | Presión sobre los periodistas para que revelen sus fuentes
- El Ministerio del Interior vuelve contra los periodistas la investigación de un ataque a un edificio oficial en Khimki
Reporteros sin Fronteras está sorprendida por las acciones de intervención ordenadas por el comité de investigación del Ministerio del Interior en Moscú. Todo se debe a las pesquisas por un ataque a un edificio estatal en Khimki, que fue asaltado por enmascarados, quienes llenaron las paredes de consignas y lanzaron bombas de humo al inmueble.
Funcionarios del Ministerio del Interior encargados del caso, acudieron el 2 de agosto pasado a la sede del periódico “Kommersant” y presentaron “una orden que autoriza la requisa de documentos relacionados con el ataque de Khimki”. Los agentes confiscaron fotografías, que ni siquiera había sido publicadas en el sitio web ni en el periódico.
Cuatro días más tarde, agentes de las fuerzas del orden trataron de hacer presión a “Kommersant” para que revelaran información sobre los participantes del saqueo del edificio estatal. Se entregó un cuestionario por correo electrónico a la redacción del periódico, pero los trabajadores se negaron a ceder a la presión, citando la ley de protección de fuentes en los medios de comunicación.
El 8 de agosto, otro periodista de Novaïa Gazeta, Alexander Litoi, fue obligado a bajar del tren Sebastopol-Moscú para ser interrogado por agentes del Ministerio del Interior a pesar de que no estuvo en el lugar del ataque, por lo que el periodista deduce que fue interpelado por sus numerosos textos sobre acciones de movimientos jóvenes, incluyendo movimientos radicales.
Reporteros sin Fronteras está indignada por la situación de la libertad de prensa en Rusia, donde los periodistas son objeto de detenciones arbitrarias y de impedimentos a su ejercicio profesional, siempre cuando investigan sobre “temas que hacen ruido”.
Las medidas tomadas por la policía son absolutamente desproporcionadas y son una flagrante violación del principio de confidencialidad de las fuentes. Las presiones ejercidas sobre varios medios y sus empleados son intolerables. No sólo se asimilan a los periodistas policías auxiliares, pero ponen en peligro uno de los primeros principios del periodismo. Sin fuentes secretas, no hay periodismo de investigación posible.