IRÁN | En la cárcel por ser familiares de periodistas

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Reporteros Sin Fronteras (RSF) condena el acoso y la persecución por parte del gobierno iraní a familiares de periodistas. La madre de un periodista encarcelado y el hermano de una periodista que vive en el exilio autoimpuesto fueron condenados a penas de cárcel en apenas dos días la semana pasada.

Farangis Mazloom, madre de Soheil Arabi -periodista encarcelado que fue galardonado en 2017 con el Premio de Libertad de Prensa de RSF en la categoría de periodista ciudadano-, fue condenada a seis años de prisión por un tribunal revolucionario de Teherán el 14 de julio por los cargos de “reunión y conspiración contra la seguridad del Estado” y “propaganda antigubernamental”.

Al día siguiente, otro tribunal revolucionario de Teherán condenó a Alireza Alinejad, hermano de Masih Alinejad -periodista y activista de los derechos de la mujer que vive en Estados Unidos-, a ocho años de prisión por los mismos dos cargos y un tercero de “insulto al líder supremo Ali Jamenei”, según informó su abogado en un tweet.

Detenida en julio de 2019 tras informar al público sobre las condiciones en que se encontraba su hijo y protestar por el trato inhumano y degradante que había recibido, Mazloom fue recluida en la prisión de Evin, en Teherán, hasta que fue puesta en libertad provisional en octubre, a la espera del juicio.

Alireza Alinejad fue detenido en septiembre de 2019, poco después de grabar un vídeo en el que informaba de que él y sus padres estaban siendo presionados para condenar públicamente las actividades de su hermana. Esta, que vive en Nueva York desde 2009, publicó el vídeo online inmediatamente después de su detención.

“No es la primera vez que el régimen iraní trata de presionar a los periodistas persiguiendo a sus familiares”, denuncia el secretario general de RSF, Christophe Deloire. “¿Podemos imaginar el grado de abominación institucional? Condenar a un hermano a prisión porque se negó a ser cómplice del intento de secuestro de su hermana por parte de los servicios especiales, o atacar a una madre de la misma manera porque llamó la atención sobre la difícil situación de su hijo encarcelado y enfermo, esto desobedece todas las obligaciones que un país tiene en virtud del derecho internacional, así como la dignidad institucional más básica”.

“Estos cargos fueron inventados con el único objetivo de silenciarme”, ha confesado Masih Alinejad a RSF. “El único crimen de mi hermano fue frustrar un plan de los Guardias Revolucionarios para secuestrarme en Turquía y llevarme de vuelta a Irán. Mi hermano me avisó y su plan fracasó”.

Desde Nueva York, Alinejad ha realizado varias campañas de vídeo contra las leyes que requieren que las mujeres usen el hijab, incluyendo “Mi libertad sigilosa” y “Miércoles blancos”. Su última campaña, “Nuestra arma es nuestra cámara”, insta a las mujeres a usar sus teléfonos inteligentes para grabar la violencia verbal y física a la que son sometidas en las calles.

Sus vídeos, que circulan ampliamente en las redes sociales, han enfurecido al régimen y han provocado no sólo el hostigamiento y las amenazas contra ella, sino también el acoso y la presión constantes sobre su familia en el Irán.

Se sabe que las autoridades iraníes secuestran a activistas políticos y periodistas. El director del diario digital Gilan Noo, Arash Shoa-e Shargh, que huyó del Irán tras ser condenado por “difundir noticias falsas” y “publicar sin permiso”, fue secuestrado frente a su casa en Van, en el este de Turquía, el 5 de febrero de 2018, y reapareció 25 días después en una prisión de Irán. Rouhollah Zam, editor del canal en Telegram y de la página web AmadNews, fue secuestrado en el Irak por la Guardia Revolucionaria en octubre de 2019 y fue devuelto por la fuerza al Irán, donde fue condenado a muerte el 30 de junio.

Irán ocupa el puesto 173 de 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020 de RSF, tres puestos menos que en 2019.