INDIA | La libertad de prensa debe centrar el debate democrático

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El partido del primer ministro indio, Narendra Modi, acaba de ganar las elecciones en el pequeño estado nororiental de Tripura, donde dos periodistas fueron asesinados en dos meses el pasado otoño. Reporteros Sin Fronteras (RSF) expresa su preocupación por la libertad de prensa en India e insta al primer ministro a proteger a los periodistas y su trabajo en lugar de despreciarlos.

«La situación de la libertad de prensa se deteriora por diversos flancos en la India», denuncia Daniel Bastard, responsable del departamento para Asia y el Pacífico de Reporteros Sin Fronteras. «Asesinatos de periodistas que quedan impunes, detenciones arbitrarias, trabas al libre ejercicio de periodismo y hostilidad de las autoridades hacia sus críticos…».

«A un año de las próximas elecciones generales, instamos a las autoridades federales a que tomen medidas concretas para poner fin al creciente hostigamiento contra los proveedores de noticias e información, algo que fomenta la autocensura».

Cuatro periodistas asesinados impunemente

India es uno de los países más letales del mundo para reporteros, con al menos diez asesinados en relación con su trabajo desde principios de 2015, cuatro de ellos en los últimos meses. Los actos violentos contra periodistas van en aumento, pero la mayoría quedan sin castigo y el gobierno no está haciendo nada para proteger a los trabajadores de los medios.

Entre las víctimas está Gauri Lankesh, directora de una publicación célebre por su crítica al nacionalismo hindú y su principal exponente, el gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP). Un pistolero le disparó tres veces frente a su casa el 5 de septiembre de 2017. La detención de un sospechoso el 2 de marzo pasado confirma el vínculo entre su asesinato y el movimiento hindú de extrema derecha.

Otros dos periodistas, Shantanu Bhowmick y Sudip Datta Bhaumik, fueron asesinados con unos meses de diferencia en el estado de Tripura, mientras que Navin Gupta fue abatido a tiros en el norte de la India en diciembre sin que los investigadores pudieran determinar el motivo de su asesinato.

El primer ministro indio, Narendra Modi, no ha dicho nada sobre este aumento de la violencia contra los periodistas, aunque es muy activo en Twitter y ha sido muy criticado por suscribirse a la cuenta de un nacionalista que celebró el asesinato de Lankesh.

Cachemira ya es un agujero negro para las noticias

El fotógrafo cachemir Kamran Yousuf, de 23 años, ha estado detenido arbitrariamente por las autoridades indias durante los últimos seis meses. Acusado de sedición, conspiración criminal e intento de guerra contra la India, este joven periodista se enfrenta a una posible cadena perpetua por tratar de cubrir el conflicto en el estado de Jammu y Cachemira.

La persecución de Yousuf por parte de las autoridades, que dicen que no es un «verdadero periodista» porque nunca cubrió una «actividad de desarrollo» o la «inauguración de hospitales o colegios», muestra claramente que quieren usarlo como un ejemplo para disuadir a otros reporteros de Cachemira de que cubran el conflicto.

Las autoridades de la India hacen todo lo posible para imponer silencio sobre la situación en la zona de Cachemira gobernada por la India desconectando frecuentemente Internet, vetando a los periodistas extranjeros y hostigando a los reporteros cachemires.

Los periodistas extranjeros no son bienvenidos la India

A pesar de que, en noviembre de 2017, el primer ministro Modi cantó las alabanzas de los medios indios y prometió continuar «defendiendo la libertad de prensa y de expresión en todas sus formas», es difícil para los periodistas extranjeros obtener visados que les permitan entrar en el país.

Los procedimientos y requisitos para obtener el visado de «periodista» que necesitan todos los periodistas, incluso para visitar la India como turistas, son extremadamente exigentes. El mes pasado, por ejemplo, se solicitó a una periodista australiana de ABC News, Amruta Slee, después de una larga espera, que proporcionara una lista de posibles entrevistados e incluso que alguien la «acompañara».

El pasado diciembre, Paul Comiti, periodista y documentalista francés de 47 años, fue arrestado en la capital de Jammu y Cachemira, Srinagar, y acusado de violar la normativa de visado porque entró en India con una visa de negocios, que solicitó como productor, en lugar de uno de periodista.

A los periodistas extranjeros cuyas informaciones sobre la India se consideran «negativas» u «hostiles», simplemente se les prohíbe la entrada al país.

Un primer ministro hostil a los medios

Para hacer declaraciones, el primer ministro Modi prefiere Twitter a las ruedas de prensa. Desde su elección en 2014, el líder del BJP ha mantenido las distancias con los medios de comunicación indios y, a diferencia de todos sus predecesores, no ha comparecido en conferencias de prensa.

Utiliza las redes sociales -en las que cuenta con el apoyo de un ejército de usuarios de Internet que hostigan y amenazan a los periodistas críticos con total impunidad- y ha concedido entrevistas a solo unos pocos medios de comunicación progubernamentales.

India ocupa el puesto 136, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2017 de Reporteros Sin Fronteras. Para saber más, el Informe Anual de la organización.