CLASIFICACIÓN RSF 2025 | EUROPA-ASIA CENTRAL: hacia la asfixia económica de los medios independientes
Los medios independientes de Europa y Asia Central se enfrentan a una crisis económica sin precedentes, agravada por la súbita suspensión de la ayuda estadounidense y por el refuerzo de la propaganda rusa. Los recortes presupuestarios de la Administración Trump —especialmente, el cese de la financiación de Radio Free Europe/Radio Liberty (RFE/RL) y de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)— han debilitado a un sector ya de por sí vulnerable, especialmente en los países que soportan regímenes autoritarios, la corrupción o la guerra.
Una crisis económica estructural, acentuada por la geopolítica
En Ucrania (62º en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025), donde la invasión rusa ha hecho aún más crucial el acceso a una información fiable, cerca del 90 % de los medios sobrevivían gracias a ayudas, sobre todo estadounidenses. La supresión de estas subvenciones amenaza la cobertura de los crímenes de guerra rusos y de la corrupción, frente a un Kremlin que dispone de medios considerables para esparcir su propaganda.
Esta asfixia económica también afecta a las redacciones en el exilio. Privadas de ingresos locales y del apoyo estadounidense, están despidiendo masivamente, lo que debilita aún más el acceso a una información independiente, especialmente en Rusia (171º) y Bielorrusia (166º). En Georgia (114º), el mercado publicitario está controlado por el oligarca Bidzina Ivanishvili, fundador del partido en el poder —impugnado en las calles—, mientras que la ley sobre “influencia extranjera” bloquea otras fuentes de ingresos. En Azerbaiyán (167º), la imposibilidad de financiarse ha reducido a los medios independientes al silencio o al exilio.
Los efectos de esta crisis económica también se dejan sentir en la Unión Europea (UE) y en los Balcanes, donde la aplicación del Reglamento Europeo sobre Libertad de Medios (EMFA), que podría beneficiar a la economía del sector, sufre retrasos. La financiación de los medios audiovisuales públicos se ha convertido en una elección decisiva: la República Checa (10º) ha optado por reforzar la sostenibilidad de su presupuesto, al contrario que Alemania (11º) y Francia (25º). En Eslovaquia (38º), Bosnia (86º), Serbia (96º) y Kosovo (99º), el último país de la zona UE-Balcanes del ránking, los medios públicos atraviesan una crisis existencial debido a los recortes presupuestarios y a su sometimiento político.
Una instrumentalización política impulsada por el retroceso económico
Este retroceso económico alimenta una dinámica peligrosa: la instrumentalización política de los medios de comunicación, y la normalización de la impunidad de los ataques a la prensa. En Moldavia (35º), los periodistas de investigación son desacreditados por los políticos en las redes sociales. En Kirguistán (144º), la toma de control del medio independiente 24.kg por parte de un ex portavoz presidencial ilustra la progresiva deriva de la información hacia la propaganda. En Uzbekistán (148º), los pocos periodistas independientes que quedan trabajan en un clima represivo, mientras las autoridades intentan corromper a numerosos blogueros. Turquía (160º, -2) se estanca en el último cuarto de la Clasificación de RSF por su represión continua de los periodistas.
Dentro de la UE, esta peligrosa proximidad entre los medios y el poder se traduce en una distribución opaca e injusta de la publicidad estatal en Hungría (68º) o Chipre (77º). Albania (80º) y Grecia (89º) son víctimas, por su parte, de la lacra que suponen los conflictos de intereses. Cuando se resisten, los medios se enfrentan a menudo a procedimientos judiciales intimidatorios que merman sus finanzas, como en Croacia (60º) o Bulgaria (70º). Sin embargo, hay signos de esperanza. Polonia (31º) se recupera precisamente por abandonar la senda de las acciones judiciales abusivas contra la prensa. Austria (22º) muestra, por su parte, una cierta dinámica positiva de sus medios en el plano económico. Mientras, Estonia (2º) se convierte en el país de la UE mejor clasificado en materia de libertad de prensa, justo detrás de Noruega (1º).