En la región Asia-Pacífico, la libertad de prensa y el acceso de los ciudadanos a una información fiable se ven gravemente comprometidos por el predominio de un modelo de control estatal fuerte, incluso autoritario, de la información, que se ejerce especialmente mediante el uso de herramientas económicas, como la propiedad de los medios de comunicación. De los 32 países y territorios de la zona, 20 han registrado descensos de su puntuación económica en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025.

El control sistémico de los medios en los regímenes autoritarios

La región cuenta con algunos de los Estados más experimentados en el arte de controlar a los medios. En Corea del Norte (179º), éstos no funcionan más que como herramientas de propaganda sometidas al régimen totalitario. En China (178º) y Vietnam (173º), los medios son propiedad del Estado o de grupos cercanos a los partidos comunistas que gobiernan ambos países. Tanto en uno como en otro, la única forma de periodismo digno de ese nombre proviene de reporteros independientes que operan en la clandestinidad, bajo una amenaza constante y en condiciones de precariedad económica. Mientras, los medios extranjeros pueden ser incluidos en listas negras en cualquier momento y sus oficinas cerradas, si se atreven a tratar cualquier tema tabú.

Represión creciente e incertidumbre al alza

La represión de la libertad de prensa, cada vez más inspirada en el modelo chino de control de la información, se está extendiendo por la región. En Birmania (169º), desde el golpe militar, numerosos medios independientes han sido desmantelados y obligados a pasar a la clandestinidad o al exilio. En Hong Kong (140º), donde la situación de la libertad de prensa se ha vuelto “muy grave”, y en Camboya (161º), la represión de la libertad de información ha obtenido resultados similares: cierres de medios, salida de periodistas —a menudo obligados a exiliarse en condiciones precarias— y concentración de la financiación en torno a los medios progubernamentales. En Afganistán (175º), al menos 12 medios más se vieron obligados a cerrar en 2024, debido a las nuevas directrices impuestas por las autoridades talibanes. Otro riesgo de que se desarrollen “agujeros negros informativos” en la región es la suspensión de los programas en onda corta de Radio Free Asia (RFA) en mandarín, tibetano y laosiano, tras la decisión de Donald Trump de desmantelar el organismo que los financiaba, la USAGM, en marzo de 2025.

Concentración de los medios y connivencias políticas

En otros países, la concentración de la propiedad de los medios en manos de magnates de la prensa constituye una amenaza estructural para el pluralismo informativo. En India (151º), Indonesia (127º) y Malasia (88º), unos pocos conglomerados con conexiones políticas controlan la mayoría de los grupos mediáticos. En Tailandia (85º), las grandes empresas de medios mantienen estrechos vínculos con la élite militar o real, lo que influye directamente en los contenidos que difunden. Del mismo modo, en Mongolia (102º), personalidades influyentes del mundo empresarial, a menudo cercanas al poder, poseen la mayor parte de los medios y los usan para servir a sus intereses políticos y económicos. En Pakistán (158º), las autoridades utilizan la retirada de la publicidad gubernamental como palanca para presionar a los medios críticos y debilitarlos económicamente.