CLASIFICACIÓN RSF 2025 | ÁFRICA: la concentración y la dependencia de los anunciantes erosionan la independencia de los medios de comunicación
La libertad de prensa retrocede de manera alarmante en gran parte del continente africano: un 80% de los países de esta región registra un deterioro en su indicador económico. En numerosos casos, los medios están concentrados en manos de unos cuantos grupos privados próximos al poder o de personalidades con intereses políticos, comprometiendo su independencia.
Esta concentración es especialmente relevante en países como Nigeria (122º, -10 puestos), Sierra Leona (56º) o Camerún (131º) y suele ir de la mano de una dependencia de ingresos publicitarios procedentes mayoritariamente de los presupuestos de comunicación del Estado y de grandes compañías, como en el caso de Benín (92º) o Togo (121º). Esta situación intensifica la presión que sufren las redacciones, obligadas a autocensurarse por temor a perder estas fuentes de financiación. En Kenia (117º), el caso de The Nation ilustra bien la situación: el operador Safaricom retiró su publicidad del periódico, después de que éste revelase la implicación de la compañía en la vigilancia de las comunicaciones de los ciudadanos.
La falta de subvenciones públicas permanentes y transparentes debilita aún más al sector. En varios países, las ayudas estatales son escasas o se distribuyen de forma discrecional. En Mauritania (50º), se ven afectadas por una mala gestión del reparto, lo que afecta a su independencia. En Senegal (74º), su transparencia es objeto de reformas en curso, con el rechazo de una profesión que también se enfrenta a controles fiscales más intensos y a la suspensión de acuerdos publicitarios con entidades públicas.
Periodistas y medios, en peligro
En el Sahel, el deterioro de la seguridad compromete directamente la viabilidad de los medios. Algunos en Malí (119º, -5 puestos) y en Burkina Faso (105º, -19 puestos) han visto suspendidas sus actividades y sus trabajadores han tenido que desplazarse internamente o exiliarse. Periodistas considerados críticos con las autoridades burkinesas han sido incluso reclutados a la fuerza por el ejército, reforzando el manto de silencio que pesa sobre la prensa. En Sudán (156º), la guerra en curso ha exacerbado las dificultades económicas de los medios de comunicación, ya sometidos a la instrumentalización de la información por las
partes en conflicto. Lo mismo ocurre en el Este de la República Democrática del Congo (133º), donde se han cerrado decenas de emisoras de radio y los periodistas se han visto obligados a desplazarse, perdiendo su empleo.
A estas cortapisas en materia de seguridad se suman medidas judiciales y administrativas con graves consecuencias para la salud financiera de los medios. En varios países, las autoridades utilizan a la justicia o los organismos reguladores del sector para castigar a los medios. En Guinea (103º), la retirada de las licencias de medios como Djoma TV o Espace FM ha supuesto la pérdida de más de 700 puestos de trabajo. En Malí (119º), la suspensión durante seis meses del canal Joliba TV por parte de la entidad reguladora del sector ha hecho que se desplomen sus ingresos publicitarios.
Un mapa cada vez más teñido de rojo
Siete países africanos se sitúan en el último cuarto de la Clasificación. Uganda (143º), Etiopía (145º) y Ruanda (146º) pasan a estar este año en situación “muy grave”. Burundi (125º), que ya se encontraba en la parte baja del ránking, desciende 17 posiciones. Pese a la liberación de la presentadora de Radio Igicaniro Floriane Irangabiye, la situación sigue siendo crítica y muchos medios tienen que ejercer desde el exilio. Eritrea (180º) se mantiene como el último país de la Clasificación. La prensa está sometida a las arbitrariedades de su presidente, Issaias Afeworki, y ya no queda ningún medio independiente en este país, tristemente famoso por infligir las penas de prisión a periodistas más largas del mundo, como la que sufre el reportero sueco-eritreo Dawit Isaak. En un continente africano donde informar es un desafío diario, la nota optimista la ponen países como Sudáfrica (27º), Namibia (28º), Cabo Verde (30º) o Gabón (41º).