ESLOVENIA | Un presidente admirador de Trump que ataca a periodistas y arrastra al país a una deriva violenta

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Inspirado en el presidente estadounidense y apoyado por las inversiones en medios de los oligarcas húngaros, el gobierno esloveno organiza campañas de odio contra periodistas críticos, a la vez que intenta reforzar el control sobre la televisión pública. Ante estas amenazas, RSF exige garantías de seguridad de los periodistas y la independencia de la radiotelevisión pública.

“Prostitutas arrastradas de a 30 y 35 euros”, “mentirosos”, o “información falsa”: son los insultos que el presidente del gobierno, Janez Janša, ha dirigido a periodistas eslovenos y extranjeros que critican su gestión, abrazando abiertamente la estrategia de comunicación de Donald Trump.

Durante su vuelta al cargo de presidente a mediados de marzo, por tercera vez en una larga carrera, el político más poderoso de Eslovenia está arrastrando al país a una deriva sistémica, como lo demuestra el intento actual de tomar el control de la radiotelevisión pública. Junto a su partido SDS, de extrema derecha, ha organizado campañas de desprestigio contra sus enemigos, utilizando a los medios progubernamentales financiados por oligarcas fieles a su mentor europeo, el presidente húngaro Viktor Orbán.

Cuando, alarmadas por esta situación, RSF y otras seis organizaciones de libertad de prensa escribieron en abril a la vicepresidenta para Valores y Transparencia de la Comisión Europea, Věra Jourová, un medio de comunicación progubernamental atribuyó dicha iniciativa a un “efecto secundario de la cocaína”. En su respuesta a las ONG, Jourová manifestó que los políticos deberían responder a las críticas “con hechos, no con ataques ” y advirtió que “la violencia online puede traducirse en violencia real”.

Sin embargo, Janez Janša tiene margen de maniobra suficiente para atacar a los periodistas ahora que sabe que está protegido por la justicia eslovena. En una decisión tomada en febrero y anunciada el 6 de mayo, la Corte Suprema de Eslovenia revocó un fallo de un tribunal inferior que lo había condenado por difamar a periodistas. En un tuit de 2016, cuando estaba en la oposición, calificó de “prostitutas arrastradas de 30 o 35 euros” a dos periodistas de la radiotelevisión pública Radiotelevizija Slovenija (RTV)Eugenija Carl y Mojca Šetinc Pašek.

La Corte Suprema sostuvo que el tuit entraba dentro de la categoría de “expresión política altamente protegida” y que la libertad de expresión prevaleció sobre el derecho al honor.

Mojca Šetinc Pašek, la periodista que presentó la demanda por difamación, se vio obligada a pagarle las costas judiciales al presidente. Al tomar esta decisión, la Corte Suprema ha establecido un precedente peligroso y envía un mensaje escalofriante a todos los medios eslovenos que critican al gobierno.

La decisión es una victoria inesperada para Janša, quien utiliza los ataques contra periodistas como parte de su estrategia política. En una declaración publicada en la web del gobierno el 11 de mayo, atribuyó la victoria electoral de Trump en 2016 “sobre todo, a sus reacciones rápidas y comprensibles en Twitter que impidieron una manipulación más seria por parte de los medios hostiles”. Aunque Janša negó querer librar una “guerra contra los medios”, atacó a RTV y comparó a este medio con el Partido Comunista de la ex Yugoslavia.

Desde su regreso a la presidencia ha señalado a los medios de comunicación públicos, acusándolos de ” difundir mentiras ” y de “estar demasiado bien pagado”, amenazando así la continuidad de su financiación estatal. Su enfado ha sido alimentado por el hecho de que los periodistas hayan cuestionado el aumento de los salarios ministeriales. En los días posteriores a las discusiones de esta propuesta, un semanario progubernamental calificó a varios de los periodistas como “terroristas” y una carta oficial del gobierno acusó a RTV de haber estado “dirigida directamente por las antiguas estructuras comunistas”.

Tras los insultos, los equipos de RTV fueron amenazados en la calle y sus vehículos han sufrido daños al menos en dos ocasiones, la más reciente el 25 de mayo.

No solo ataques verbales

El 16 de abril, el gobierno reemplazó a tres de los once miembros de la Junta de Supervisión de RTV, a pesar de que sus mandatos no habían concluido. El 20 de abril, un comité parlamentario bloqueó un intento de reemplazar a otros dos miembros de la Junta de Supervisión, encargada de velar por la independencia de la emisora, considerándolo ilegal dado que el gobierno está facultado para nombrar solo a cuatro de sus miembros. El partido gobernante también reorganizó el Consejo del programa de RTV, que supervisa su línea editorial y elige a su director general.

Al mismo tiempo, el presidente ha aprovechado la crisis del coronavirus para ajustar cuentas con Blaž Zgaga, un reportero de investigación y corresponsal de RSF en Eslovenia, quien había investigado previamente casos de corrupción que lo implicaban.

Desde que Zgaga presentó una solicitud de libertad de información con la unidad de crisis de Covid-19 a mediados de marzo, ha sido acosado tanto en las redes sociales, como por parte de los medios Demokracija Nova24 TV, controlados por la SDS y financiados por oligarcas húngaros cercanos al presidente Viktor Orbán. La larga y violenta campaña de odio contra Zgaga, a la que Janša ha contribuido acusándolo de ser un “mentiroso”, ha derivado en amenazas de muerte contra el periodista en internet.

Rafael Buschmann, un reportero de Der Spiegel que salió en defensa de Zgaga, ha sido el blanco de una campaña de desprestigio similar provocada por el sarcástico tuit de Janša: ” Te conocemos”. Nemanja Rujević, miembro de la oficina serbia de Deutsche Welle, que otorgó un premio a Zgaga, fue también objeto de ataques en las redes sociales. El presidente describió la carta sobre Zgaga, que RSF y seis socios internacionales enviaron al ministro del interior esloveno, como “noticias falsas”.

“Ya es hora de que Janez Janša deje de comportarse como el Trump centroeuropeo y encarne los valores europeos, especialmente porque Eslovenia va a presidir el Consejo de la Unión Europea en 2021”, advierte Pavol Szalai, jefe del departamento de RSF para laUnión Europea y los Balcanes. “En lugar de alimentar el odio y tratar de controlar los medios públicos, el gobierno debería garantizar la seguridad física de los periodistas y la independencia de RTV“.

Eslovenia ocupa el puesto 32, de 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020 de RSF.

 

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