CLASIFICACIÓN RSF 2025 | AMÉRICAS: la crisis económica de los medios ahonda las fisuras democráticas
El periodismo en América se enfrenta a retos estructurales y económicos persistentes: concentración de los medios de comunicación, fragilidad de los servicios públicos de información y precariedad de las condiciones laborales. En los últimos años, el colapso de los modelos económicos tradicionales de los medios ha agravado la crisis. Mientras los ingresos publicitarios migran hacia las plataformas tecnológicas globales y los hábitos del público evolucionan, las redacciones menguan y la independencia editorial se debilita. En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025, 22 de los 28 países de la región registran descensos en su indicador económico.
Las consecuencias son graves. La presión financiera lleva a algunos medios de comunicación a ponerse al servicio de intereses políticos o comerciales, mientras que otros, por falta de recursos, se contentan con difundir comunicados oficiales. En entornos hostiles, la autocensura se convierte en un reflejo de supervivencia. A medida que el periodismo pierde su función de informar sobre temas de interés general, la propaganda y la desinformación llenan el vacío, poniendo en peligro la estabilidad democrática.
Estados Unidos: cierre de medios, desiertos informativos y desinformación
En Estados Unidos (57º), el segundo mandato de Donald Trump ha provocado un preocupante deterioro de la libertad de prensa. Su administración ha politizado las instituciones, reducido el apoyo a los medios independientes y marginado a los periodistas. La confianza en los medios se está derrumbando, los reporteros sufren una hostilidad creciente y muchos medios locales están desapareciendo, dejando tras de sí extensos “desiertos informativos”. Trump también puso fin a la financiación federal de la Agencia de Estados Unidos para los Medios de Comunicación Globales (USAGM), causando un grave impacto en el panorama mediático internacional.
Presiones crecientes en un contexto de deriva autoritaria
Los retrocesos más significativos en la región también se explican por los giros autoritarios. En Argentina (87º), el presidente Javier Milei ha estigmatizado a los periodistas, desmantelado los medios públicos y utilizado la publicidad estatal como arma política. El país se ha desplomado 47 posiciones en dos años. En Perú (130º), la libertad de prensa también ha decaído —53 puestos menos desde 2022— bajo el efecto del acoso judicial, las campañas de desinformación y las crecientes presiones sobre los medios independientes. El Salvador (135º) continúa su caída y acumula un descenso de 61 posiciones en la tabla desde 2020. Bajo la presidencia de Nayib Bukele, la libertad de prensa sufre el desgaste de la propaganda y los ataques sistemáticos contra los medios críticos.
Contraste de tendencias en los tres mayores países de América Latina
Brasil (63º) sigue mejorando después de dejar atrás la era Bolsonaro, y escala 47 puestos desde 2022. Este avance refleja la percepción de un clima menos hostil hacia los medios y el país destaca como uno de los pocos que ha mejorado su indicador económico. México (124º), el país más peligroso de la región para los periodistas, pierde tres posiciones, debido especialmente a la creciente fragilidad de su ecosistema mediático. El país registra la cuarta mayor caída del indicador económico en Latinoamérica. Por su parte, Colombia (115ª) mantiene una puntuación global estable. La política del gobierno hacia la prensa sigue siendo ambivalente, oscilando entre el apoyo a un panorama mediático plural (local, alternativo, comunitario) y el discurso frontal del presidente Gustavo Petro hacia los grandes medios, en un contexto de persistentes amenazas a la seguridad de los periodistas.
No hay lugar para el periodismo: Nicaragua, en el fondo de la tabla
En la parte más baja de la Clasificación, Nicaragua (172º) se convierte en el país con la peor puntuación de América Latina, incluso por detrás de Cuba (165º). El régimen Ortega-Murillo ha erradicado los medios independientes, ha retirado la nacionalidad a numerosos periodistas y ha empujado a centenares al exilio. Venezuela (160º) se mantiene como uno de los países con peores resultados de la región, entre la censura generalizada y las persecuciones judiciales. En Haití (111º), el colapso del Estado y la violencia de las bandas han convertido el periodismo en una profesión de alto riesgo.