ORIENTE MEDIO / CORONAVIRUS | Las autoridades aprovechan la pandemia para reforzar la censura estatal

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La pandemia de Covid-19 está ofreciendo a varios gobiernos de Oriente Medio una oportunidad para recuperar el control de los medios y reafirmar su monopolio sobre la difusión de información. Reporteros Sin Fronteras (RSF) expresa su preocupación ante el hecho de que las autoridades de la región están explotando esta crisis para aumentar la censura estatal.

 

Desde el comienzo de la pandemia de Covid-19 en Oriente Medio, muchos periodistas han expresado dudas sobre las cifras oficiales de enfermos en sus respectivos países, y han criticado la falta de transparencia de sus gobiernos.

«La crisis del coronavirus no debe usarse como pretexto para que los Estados de la región fortalezcan su control sobre los medios y bloqueen la información», señala Sabrina Bennoui, directora del departamento de Reporteros Sin Fronteras (RSF) para Oriente Medio. «Las medidas tomadas para detener la epidemia no deberían afectar en modo alguno al trabajo de los periodistas».

Las autoridades hacen un uso extensivo de los organismos de supervisión existentes. En Egipto, el gobierno ha reforzado la censura del Consejo Supremo de Regulación de Medios (SCMR) y del Servicio de Información del Estado (SIS). El SCMR anunció el cierre durante seis meses de varios diarios digitales por «difusión de noticias falsas» sobre la epidemia, y prevé el bloqueo de páginas y cuentas personales declaradas culpables de «suscitar la preocupación pública».

El SIS ha convocado a dos periodistas extranjeros: la corresponsal del diario británico The Guardian, Ruth Michaelson, y el jefe de la oficina de The New York Times de El Cairo, Declan Walsh. La primera fue expulsada del país el 20 de marzo, tres días después de perder su acreditación, por haber publicado un artículo que cuestionaba el recuento de personas infectadas con el virus. Explicaba que la cifra oficial de cien casos estaba muy por debajo de la realidad, y citaba un estudio científico canadiense que estimaba que Egipto ya contaría con más de 19.000 casos. El mismo día, su colega de The New York Times recibió una llamada al orden por retuitear un mensaje del médico autor del estudio citado en el artículo de The Guardian. Ha eliminado su retuit.

 

Siria, agujero negro de información sobre el coronavirus

Los sirios llevan en el limbo muchas semanas. El gobierno niega cualquier contaminación y el Ministerio de Sanidad anunció el 22 de febrero que toda la información relacionada con la pandemia sería publicada exclusivamente por la agencia de prensa oficial SANA, que opera bajo la supervisión de los servicios de inteligencia y la Presidencia. Un mes después, acabaron por confirmar oficialmente un primer caso de Covid-19.

Sin embargo, sigue habiendo dudas dada la proximidad del régimen sirio a Irán, el principal foco de la epidemia en la región. Los medios de oposición han multiplicado los artículos que anuncian casos de infección en regiones leales como Tartús y Latakia. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, varios médicos han confirmado que han recibido instrucciones de las autoridades para guardar silencio y no permitir que se filtre nada sobre el tema. Una página de Facebook y una cuenta de Twitter haciéndose pasar por el periodista Al-Assad Rafik Loutf, partidario de Al-Asad, habían anunciado la muerte de varios pacientes con síntomas de Covid-19. En un vídeo publicado en Facebook, Rafik Loutf niega ser el dueño de estas cuentas y desmiente cualquier rumor de contaminación.

 

Medios unánimes… en apariencia

Por su parte, las autoridades de Arabia Saudí querían ser transparentes organizando conferencias de prensa diarias. Los medios nacionales confirman el discurso oficial, elogiando la naturaleza ejemplar del Reino en su respuesta firme y reactiva a la epidemia.

Las pocas críticas se han centrado en el tratamiento de los ciudadanos saudíes que regresan de Irán a Qatif, una provincia predominantemente chiita. Publicaciones ampliamente compartidas en las redes sociales han responsabilizado a Irán de introducir el virus en Arabia Saudí porque, en el aeropuerto, no se habían sellado los pasaportes de estos viajeros.

Con el fin de acabar con la polémica, el canal privado privado MBC (dirigido por un miembro de la familia real), difundió que un habitante de la provincia había sido el primer paciente en curarse del coronavirus. El protagonista se mostró agradecido con las autoridades, explicó que le habían tratado bien y afirmó que su familia había sido alojada en un “htel de 5 estrellas” durante el confinamiento.

 

Medidas excepcionales

Aunque el acceso a la información sobre la epidemia es esencial, en algunos casos se han tomado medidas excepcionales de eficacia no comprobada. En Jordania, por ejemplo, se ha decidido suspender la prensa de papel durante el estado de emergencia. Los periódicos en papel se consideran ahora vectores potenciales del virus.

En Israel, el primer ministro ha ordenado a los servicios de inteligencia que espíen los teléfonos de las personas que viven con el virus para rastrear sus movimientos e interacciones en tiempo real. Este dispositivo moviliza herramientas generalmente utilizadas para la lucha contra el terrorismo. Los periodistas que tengan que viajar para realizar entrevistas y recopilar información estarán sujetos a esta geolocalización. El sindicato de periodistas ha elevado una petición al Tribunal Supremo para que la profesión quede exenta, pero hasta la fecha no ha recibido respuesta.

En la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019 de RSF, los países de Oriente Medio están situados entre los puestos 88 (Israel) y 174 (Siria). Ver también el Informe/Balance Anual de la organización.