LIBIA | Secuestros y ataques contra periodistas por falta de legalidad y seguridad

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| Secuestros y ataques contra periodistas por falta de legalidad y seguridad
01.10.2013 18:00

Reporteros Sin Fronteras muestra su consternación por la manera en que la absoluta ausencia de legalidad y el clima de inseguridad en Libia están afectando al trabajo de los periodistas. La organización llama a las autoridades a garantizar que no quedarán impunes los graves ataques y los secuestros de trabajadores de los medios registrados recientemente.

Radio Zawiya, una emisora de radio con sede en la ciudad noroccidental de Zawiya, recibió varios disparos a las 8 de la mañana del 29 de septiembre. El ataque causó daños en el despacho de su director, Amar Sultan, aunque no hubo heridos.

El 27 de septiembre, Taher al-Turki, editor de Al-Rawasi, un periódico con sede en la ciudad de Zintan (noroeste de Libia), iba de Swani a Zintan conduciendo su automóvil, en el que viajaba con su esposa, su hija y su hermano, cuando unos hombres armados tirotearon el vehículo, lo hirieron en la pierna y luego lo secuestraron. Su hermano, que sufrió heridas de bala, murió tras ser llevado al hospital. La familia no ha recibido noticias de al-Turki desde el secuestro.

Ahmed Abdel Hakim Al-Mashaoui, un joven periodista independiente que trabaja para varios medios de comunicación locales e internacionales, fue detenido por una patrulla policial en el barrio de Al-Hadba, en Trípoli, el 23 de septiembre. Al parecer, el ejército lo estaba buscando. Se lo llevaron esposado y con los ojos vendados a un centro de detención donde lo interrogaron. Lo pusieron en libertad a la mañana siguiente.

El desencadenante de la detención arbitraria de Hakim parece haber sido una entrevista telefónica que concedió la víspera a la televisión por satélite Al-Assima, de propiedad privada. En su intervención criticaba al gobierno del primer ministro Ali Zeidan, a los Hermanos Musulmanes libios y la influencia de las milicias armadas, a quienes culpó de la falta de seguridad en el país. Durante la entrevista, el joven periodista habló también sobre el secuestro del activista Azzedin Louehshi por parte de una banda armada, ocurrido unos días antes, mientras participaba en una manifestación en la Plaza de los Mártires de Trípoli.

Mientras estaba detenido, Hakim fue sometido a una gran presión para que llamase por teléfono a varias televisiones de Libia y retirase lo que había dicho, pero él se negó a hacerlo. Desde que quedó en libertad, ha estado recibiendo mensajes de intimidación y amenazas de muerte.

A las 5:30 de la tarde del 14 de septiembre, Mohammed Al-Hashim, un periodista independiente que trabaja para el periódico Libia Shuruq y la agencia de noticias Tadamoun, fue secuestrado en un control militar cerca de Plaza de los Mártires. Lo pararon para que se identificase y dijo ser periodista. Se lo llevaron a una cárcel secreta y lo torturaron durante unas 12 horas. Los interrogadores de Hashim lo azotaron, le dieron descargas eléctricas y lo quemaron con cigarrillos. Al final, fue obligado a confesar bajo tortura que había trabajado para el régimen de Gadafi, algo que él niega categóricamente. Fue puesto en libertad cuatro días después, el 18 de septiembre.

Un grupo de hombres armados saqueó los locales del periódico Libya Al-Jadida en la mañana del 23 de agosto (viernes, y por tanto, festivo en Libia). Robaron equipos, incluyendo varios ordenadores. Tanto el director gerente, Faisal Amar Elhemali , como el redactor jefe, Mahmoud Al-Misrati, habían recibido antes del ataque numerosas amenazas contra ellos y sus familias.

Reporteros Sin Fronteras recuerda a las autoridades de la nueva Libia que están sujetas a la obligación nacional e internacional de respetar la libertad de expresión e información, y las insta a hacer lo que sea necesario para garantizar que los periodistas puedan trabajar con seguridad.

En particular, deben hacer todo lo posible para detener lo antes posible los secuestros, las amenazas y los ataques contra periodistas. Deben llevar a los responsables de estos actos ante la justicia para poner fin a la impunidad y la espiral de violencia que afecta a los trabajadores de los medios.