AFGANISTÁN | RSF pide medidas concretas para proteger a los periodistas

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| RSF pide medidas concretas para proteger a los periodistas
01.07.2016 09:53

Después de registrar al menos diez casos de violencia contra periodistas y medios de comunicación en Afganistán en junio, Reporteros Sin Fronteras (RSF) reitera su preocupación por los riesgos para los periodistas en el país y recuerda a las autoridades afganas su obligación de proteger a la profesión.

La violencia comenzó este mes de junio con la muerte del fotógrafo estadounidense David Gilkey y de su intérprete, el periodista afgano Zabihullah Tamanna, en un ataque talibán en el sur de Afganistán, el día 5.

Pero los responsables de los ataques contra los medios de comunicación en Afganistán no son sólo los enemigos declarados de la libertad de prensa, como los talibanes y el Estado Islámico. La policía, los servicios de inteligencia y los políticos locales también han contribuido al aumento de la violencia, la censura y la autocensura.

El 21 de junio, cuando tuvieron lugar tres atentados casi simultáneos en Kabul que mataron al menos a 23 personas –entre ellos 14 ciudadanos de Nepal y de la India-, los periodistas que cubrían los sucesos sobre el terreno fueron agredidos por policías y funcionarios de inteligencia. La mayoría fueron insultados y varios recibieron golpes, como Ghazi Rasouli, periodista de Afganistán TV1 , Khajeh Tofigh Sedighi de Afganistán TV24 y Shamariz, cámara de un canal de televisión internacional.

Los guardaespaldas del gobernador de la provincia norteña de Badakhshan golpearon a Kefayatalah Saimi, periodista del canal privado Norin TV, el 12 de junio. Dijo que fue atacado sin razón aparente. Uno de los colaboradores más cercanos del gobernador negó que hubiera habido ningún tipo de violencia física y acusó a Saimi de hablar de una manera inapropiada con los guardaespaldas.

En Jalalabad, las oficinas de Radio Enekas (que significa “reflexión” en dari) y de Cable TV Networks fueron bombardeadas en la noche del 7 de junio. Se utilizaron tres potentes bombas, pero sólo dos estallaron y la policía desactivó la tercera. Los periodistas ambos medios, que siguen emitiendo, dijeron que las explosiones causaron graves daños materiales, pero que no hubo heridos. Ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad del ataque.

Durante el año pasado se produjeron varios ataques armados contra medios en Jalalabad. El 12 de junio fueron atacadas las oficinas regionales de la agencia de noticias independiente afgana Pajhwok y de La Voz de América, emisora financiada por el gobierno estadounidense. El edificio que alberga Radio Safa, una emisora local, y la oficina regional de Radio Killid fue blanco de una bomba casera que destruyó la puerta principal y parte de una pared en la noche del 10 de octubre de 2015.

Estos ataques no fueron reivindicados, pero había habido amenazas contra varios medios de comunicación y periodistas por parte del Estado islámico, que está presente en la región.

La policía atacó al director de la radio Kavoon Gar, Mohammad Golab Ibrahimi, en Mahtarlam, en la provincia oriental de Laghman, el 7 de junio, cuando trataba de cubrir la distribución de la ayuda de Catar a la población local durante el mes de Ramadán. A pesar de que mostró su carnet de prensa y explicó para qué estaba allí, la policía lo maltrató y le rompió la cámara.

El 29 de mayo, el periodista de la BBC Nemat Kryab, estaba de paso en Jalalabad, en la provincia oriental de Nangarhar, cuando fue detenido por miembros de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS) y retenido durante dos días. El portavoz del gobernador, Atololah Koghani, confirmó que la NDS lo había interrogado, pero no dio más detalles.

Reporteros Sin Fronteras condena también los comentarios irresponsables de políticos como Amrolah Saleh, antiguo jefe de inteligencia y actual presidente del partido Ravand Sabaz, quien en un mensaje de Facebook acusó a la agencia de noticias independiente Pajhwok de recibir dinero del gobierno e insinuó que estaba siendo manipulada por los servicios de inteligencia.

En un país en el que los talibanes y otros grupos armados siempre están listos para matar a periodistas sospechosos de ser partidarios del gobierno, tal acusación es totalmente irresponsable. Naturalmente, debe estar permitido criticar a los medios de comunicación, y se les puede alentar a hacer su trabajo y a mantener la ética periodística. Los subsidios estatales para los medios de comunicación también pueden ser criticados, pero, como muchas democracias demuestran, las subvenciones en sí mismas no son una prueba de manipulación. En una situación tan crítica como la de Afganistán, la prioridad debe ser la seguridad de los periodistas.

“Estos ataques criminales contra los medios de comunicación son indicativos de un deseo por parte de diversos depredadores de la libertad de prensa de imponer un clima de terror en Afganistán”, afirma Reza Moini, responsable de Reporteros Sin Fronteras para Irán y Afganistán.

“Semejante violencia pone en peligro el derecho de los periodistas a informar a la población afgana. La policía y los servicios de seguridad tienen el deber de proteger a los periodistas y los medios de comunicación. Pedimos al presidente Mohammad Ashraf Ghani,y al jefe del ejecutivo y ministro de Información y Cultura, Abdullah Abdullah, que tomen medidas concretas para poner fin a esta violencia, incluyendo la de la policía”.

Afganistán ocupa el puesto 120, de 180 países, en la Clasificación Mundial 2016 de la Libertad de Prensa que publica Reporteros Sin Fronteras. Más sobre el país, en el Informe Anual de la organización.