El otro Gulag de Cuba

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25.02.2010 00:47

Hace tres años publiqué un artículo titulado “El Gulag de Guantánamo” pidiendo que se respetara la vida del periodista sudanés, Sami al-Haj, en huelga de hambre desde hacía un mes, como protesta por los cinco años que llevaba detenido sin derecho a comparecer ante un tribunal civil norteamericano. En aquella cárcel habían fallecido el año anterior tres internos en régimen de aislamiento total para vergüenza de cualquier sociedad que se llame democrática, como la norteamericana. Sami al-Haj fue excarcelado finalmente, libre de cargos, en febrero de 2008 y actualmente vive en Sudán con su mujer y su hijo.

La base naval de Guantánamo –enclave de Cuba ocupado por los Estados Unidos desde 1898- a bien seguro que permanecerá en la memoria de todos como la mayor burla de todos los protocolos del Convenio de Ginebra sobre los derechos de los prisioneros.

En eso estamos todos de acuerdo.

Pero en Cuba existe otro “Gulag”, tan terrible como el de Guantánamo, en territorio nacional del régimen castrista: es la cárcel de máxima seguridad y se halla en La Habana. En esa cárcel, privado de cuidados médicos, sometido a vejaciones y malos tratos murió el 23 de febrero, Orlando Zapata Tamayo. Era miembro del Directorio Democrático Cubano, una organización civil ilegal, fue arrestado en 2003 y condenado por “desorden público”. Como Sami al-Haj, Zapata estaba en huelga de hambre desde hacía 80 días, en protesta por las condiciones de su detención. Su muerte hace reflexionar sobre si tuvo menos suerte que el sudanés O si fue peor tratado que aquel.

Reporteros sin Fronteras recuerda que Zapata fue encarcelado el mismo año que el “grupo de los 75”, número de disidentes, periodistas y activistas en favor de la democracia y de los derechos humanos arrestados en una ola de represión conocida como “Primavera negra”. El corresponsal de nuestra ONG, Ricardo González Alfonso, es uno de los 20 periodistas aún en prisión, que fueron detenidos en esta época. En octubre pasado González emprendió también una huelga de hambre de dos meses que sólo sirvió para debilitarle aún más de lo que ya estaba debido a las condiciones de insalubridad en la que las autoridades penitenciarias de la isla mantienen a sus 200 prisioneros políticos.

Apelamos a la cacareada voluntad de apertura de Raúl Castro que al comienzo de la sucesión dinástica fue tan anunciada. Los prisioneros de la isla esperan… o mueren. Unos bajo el merecido título de “héroes”; otros, bajo el oprobio de “contrarrevolucionarios”.

¿Y qué titulo merecen los 20 periodistas, encarcelados por delitos de opinión? ¿Qué dice la comunidad internacional ante el encarcelamiento de la libertad de prensa en la persona de esos profesionales de los medios de comunicación cubanos? Si escandaloso era y sigue siendo Guantánamo, más lo es “la cabaña” cubana. Es otro agujero negro del que no sale nadie más que en condiciones terminales o con los pies por delante. Como Zapata.

Reclamamos a los dirigentes cubanos que apliquen a los prisioneros de la “Primavera negra” las mismas reclamaciones que hacen por sus cinco funcionarios detenidos en Estados Unidos: que los liberen.

No sé si en esto podríamos estar todos de acuerdo.

María Dolores Masana

Presidenta de Reporteros sin Fronteras